Los acontecimientos que suceden durante el año suelen tener una gran repercusión de cara a la compra de décimos de Lotería de Navidad. Por ejemplo, en 2017 tuvo un importante impacto la aplicación del artículo 155 en Catalunya. En cuanto a este 2018, las inundaciones que afectaron al municipio de Sant Llorenç (Mallorca) parecen haber causado efecto en los jugadores para el sorteo del 22 de diciembre.
Así lo atestigua la única administración de lotería de Sant Llorenç. Joana Caldentey regenta el local y, como es habitual en los lugares en los que ha sucedido una tragedia (en 2017 ocurrió con los incendios de Galicia), se han disparado las peticiones de décimos para el sorteo navideño.
"No pudimos abrir las cajas hasta un par de días más tarde de la riada, y cuando lo hicimos, tuvimos que limpiar y secar los décimos. No fuimos conscientes de lo que vendría después: una avalancha de gente que quiere comprar décimos del pueblo, es una locura", explica Caldentey.
Los décimos convencionales se agotan rápidamente y la lista de espera es cada vez más imponente con multitud de solicitantes tanto de la isla como del resto de España. "La gente no está acostumbrada al número sacado por el terminal y quiere el de siempre, aunque sean lo mismo. Vamos pidiendo lotería a Madrid, pero tardan una semana o diez días", relata Caldentey.